1. Cambios en requisitos de experiencia:
Uno de los hechos más polémicos fue la decisión de modificar los requisitos mínimos para ser miembro de la junta directiva, reduciendo de 15 a 12 años la experiencia profesional exigida. Si bien puede parecer un cambio menor, en la práctica abrió la puerta para nombrar personas que antes no calificaban.
Problema ético: Esta modificación no fue explicada con argumentos técnicos ni se basó en un diagnóstico de mejora del perfil de junta. Todo indica que fue una reforma acomodada a intereses particulares, lo cual vulnera el principio de meritocracia y profesionalismo.
2. Reemplazos abruptos en la junta:
El segundo hecho preocupante fue el cambio simultáneo de cinco miembros de la junta directiva. Esta rotación masiva rompió con la práctica común de realizar reemplazos progresivos para garantizar estabilidad institucional.
Problema ético: Algunos de los nuevos miembros tenían vínculos políticos evidentes, incluyendo cargos como viceministros, lo cual pone en duda su capacidad de actuar con independencia, lo que es un pilar del buen gobierno corporativo.
Comentarios
Publicar un comentario